miércoles, 23 de mayo de 2012

Amor y desamor, ¿Qué nos lleva a ello?


¿Qué influye para que nos sintamos atraídos por otra persona, y que normalmente no somos tan conscientes de ello?

La proximidad de manera habitual genera agrado, que dos personas que mantienen una relación de amistad o amorosa sean de un entorno común (trabajo, misma localidad, etc.). La clave no es tanto vivir cerca de la otra persona, sino la posibilidad de encuentro frecuente y cotidiano. Porque facilita oportunidades para conocerse, comprenderse y poder desarrollar una evaluación favorable hacia la otra persona. Tener en cuenta que la familiaridad facilita el agrado. Pero si se produce saturación puede aparecer el efecto contrario y crear desagrado. En cualquier caso, la repetición del encuentro con la otra persona favorece la familiaridad y ésta a su vez la confianza.

El atractivo físico. El físico de las persona resulta importante al inicio de una relación y facilita que se den encuentros posteriores. El atractivo físico lo que hace es llamar nuestra atención y despierta nuestro interés para seguir manteniendo el contacto, facilitando también una valoración favorable hacia la otra persona. El atractivo no es algo objetivo sino que depende de cada sociedad y tiempo en el que se vive. El que nos resulte atractiva una persona en nuestra primera impresión, unido a lo que llamamos "efecto halo", donde al tener una persona una característica positiva se le presuponen otras también buenas, marca la relación favoreciendo la continuidad.

Otras cualidades socialmente valoradas también influyen en la atracción, como ser amigable, atento, sonriente, afectuoso, inteligente, interesante, la posición social, el prestigio, etc.

La semejanza favorece la atracción, semejanza en cuanto procedencia étnica, religiosa, nivel cultural, clase social, edad, etc, así como valores y actitudes. Como también sucede con algunos rasgos de personalidad. Hay que tener en cuenta que el agrado y cercanía provoca que percibamos al otro como semejante y sobrestimemos sus similitudes hacia nosotros. Percibimos peor la diferencia sobre todo si el otro se muestra en desacuerdo con nosotros. Pero en otros casos podemos percibir que de alguien diferente podemos aprender cosas nuevas, resultando más estimulante y siendo por tanto recompensante.

La reciprocidad. "Nos gustan aquellas personas a las que sabemos que les agradamos".  Porque saber que gustamos a alguien hace que tengamos conductas más favorables hacia esa persona. Esta respuesta favorable es más fuerte si la aprobación se da después de un tiempo en el cual no recibíamos aprobación por parte de los demás.

En conclusión nos atraen aquellas personas cuya relación con ellas es reforzante y satisfactoria, y que si lo valoramos en términos de coste y recompensas nos encontraríamos en equilibrio.  Así como atraídos por aquellas personas con las que podemos tener coherencia de ideas, actitudes y comportamientos.


¿Y qué nos puede empujar al desamor y a la ruptura?

Precisamente muchas de las cuestiones que facilitan la atracción entre dos personas pueden estar implicadas en su disolución.  Podemos hablar de errores previos a la relación como no conocerse realmente, tener unas expectativas sobre el otro idealizadas, confundir el enamoramiento con amor; por otro lado que exista contradicción entre la independencia personal, espacio personal, objetivos personales y todo lo que suponga el compromiso con la pareja; problemas que se den en la convivencia como rutina, aburrimiento, conflictos, etc; diferencias entre los miembros de la pareja en cuanto intereses, actitudes, percepción de los problemas, valores fundamentales, grado de compromiso con el otro y la independencia que deseamos; dificultades en la comunicación, habilidades para resolver problemas, colaboración doméstica, hijos, etc; y otros aspectos como pérdida de la calidad de la vida sexual, disminución de la pasión, celos, infidelidad.

Para el mantenimiento de la pareja es de gran importancia la intimidad y la implicación de manera igualitaria de ambos miembros de la pareja en todos los ámbitos de la relación, además de tener afinidad en cuanto a ideas y valores.
Cuando se nos venga uno de esos momentos en los que nos preguntamos ¿como estoy con él/ella?, simplemente recordemos que fue aquello que nos atrajo en su momento de esa persona, lo que nos gustaba, nos hacía reir, ilusionarnos, etc. Busquemos precisamente como volver a encender esa chispa.

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