martes, 27 de marzo de 2012

Un mundo de obsesiones


Más o menos para todos es comúnmente conocido decir de alguien que es "maniático", que tiene manías. De entre todas las manías que se pueden dar, existen algunas que son muy comunes como ordenar las cosas de una determinada forma, por ejemplo, clasificar las camisetas por colores, guardar las latas de cerveza de 7 en 7; u otras más relacionadas con la superstición, como no dejar el bolso nunca en el suelo, no pasar debajo de un escalera, o en el caso del mundo artístico no llevar nada de color amarillo cuando se actúa, etc. ¿Pero cuando se convierte esto en un problema, y pasa de ser una simple manía que puede resultar curiosa a una "obsesión"?

En primer lugar para determinar que se ha convertido en un problema, debe interferir en el día día de la persona, dificultando la realización de sus tareas, trabajo, etc. Bien porque dificulte la concentración para realizarlas, porque robe tiempo para ellas, o porque ya se haya llegado al punto de que impida realizarlas. Por otro lado debe causar sufrimiento y malestar en la persona. En este punto podemos hablar de un problema de ansiedad. ¿Y como se manifestaría?

La persona, de manera muy general, tendría un pensamiento que calificaríamos como "intruso" porque interrumpe el pensamiento y la persona los consideraría como ofensivos, inaceptables o desagradables. Esto en principio es normal, pero se convierte en obsesión no porque este pensamiento se de con frecuencia o sea incontrolable, sino por la interpretación que se le da, que lleva a la persona a tener una reacción emocional de ansiedad o depresión. En la interpretación del pensamiento intruso la persona se ve como responsable de hacer daño a si misma o a otros, o de poder prevenirlo. Porque lo que suele creer es que ese pensamiento desagradable que ha tenido, sólo por tenerlo se puede hacer realidad, como si existiese una relación de causa y efecto en este sentido, no dándose cuenta que pensar algo no es la causa de que suceda. Y por ello cree que la responsabilidad de que ocurra o de que se prevenga está en uno mismo. Y es precisamente esta responsabilidad la que le causa la ansiedad. Aquí es donde empieza el problema. ¿Qué hace la persona para aliviar la ansiedad que siente?

Esta sería la otra parte del asunto, la persona con el fin de impedir que suceda lo que teme realizará una serie de conductas repetitivas, que denominamos "compulsiones". A través de esto la persona alivia su ansiedad en ese momento, hasta que de nuevo le surja la obsesión. Con lo cual se convierte en un círculo vicioso. Y podemos hablar de lo que conocemos como Trastorno Obsesivo-compulsivo.

Pongamos un ejemplo: imaginemos que una persona tiene un día el siguiente pensamiento: "Me robarán en casa próximamente" y en vez de dejarlo pasar sin darle más importancia de la que tiene, empieza a creer que le va a suceder lo que le ocasiona ansiedad y malestar. Para lo cual cree que tiene que comprobar si ha cerrado la puerta todas las noches antes de acostarse, y además cree que tiene que hacerlo de una forma muy específica, por ejemplo, tirando del pomo de una determinada forma, comprobándolo un número de veces determinado, o incluso asomándose a la calle por la ventana antes de su comprobación. Como lo tendría que hacer de esta forma tan específica, si le quedara la duda de que no lo ha realizado como debía, pensará que todavía está en riesgo teniendo que repetir toda la comprobación con todos sus pasos. Algo que implica a la persona un gasto de su tiempo y un aumento de la ansiedad. Cuando ya cree que lo ha hecho correctamente se aliviaría la ansiedad, pero hasta que el proceso se vuelva a repetir. Algo que generalmente nos lleva a la larga a un aumento de la ansiedad, conforme evoluciona el problema.

Entre otros ejemplos, tenemos el ducharse una cantidad de veces al día o frotarse por ejemplo en cada parte unas veces concretas, el lavarse las manos un número determinado de veces, el ordenar las cosas de una determinada manera, el obsesionarse con la limpieza, el comprobar si se ha apagado el gas, la luz, o si se han cerrado las puertas, etc.

Cuantas más conductas tenga que llevar a cabo la persona más rígida se vuelve, no pudiendo salirse de su esquema, lo que cada vez le dificulta más para llevar una vida social, laboral, familiar, etc con normalidad. Porque su ansiedad se convertirá en lo principal, estando por encima de todo lo demás. En la mayoría de las ocasiones, la persona justifica lo que hace diciendo que se lo dice su mente, tratándolo como normal y no pensando que tiene solución. Hay conductas que como son positivas no pensamos que la persona pueda tener un problema, como en el caso de ducharse muchas veces, limpiar u ordenar. Pero cuando observamos que la persona lo hace por aliviar ansiedad, o incluso si se le cambia algo de orden se altera y se pone nerviosa, entonces tenemos un problema.




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viernes, 23 de marzo de 2012

Personas con discapacidad, ejemplos de superación

Esta semana hemos celebrado el Día mundial del Síndrome de Down, concretamente el pasado miércoles día 21. Y aprovechando la coyuntura quiero mostrar tres términos que en ocasiones nos llevan a confusión o al mal uso de ellos: deficiencia, discapacidad y minusvalía.

Deficiencia es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. Puede ser temporal o permanente, representa la exteriorización de un estado patológico y refleja perturbaciones a nivel del órgano.

Discapacidad es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano. Refleja alteraciones a nivel de persona.

Minusvalía es una situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en su caso (en función de su edad, sexo y factores sociales y culturales). Está relacionada con el valor atribuido a la situación o experiencia de un individuo cuando se aparta de la norma. La minusvalía representa la socialización de una deficiencia o discapacidad, y en cuanto tal refleja consecuencias - culturales, sociales, económicas y ambientales - que para un individuo se derivan de la presencia de la deficiencia y la discapacidad.

Por ejemplo, una persona con deficiencias en el lenguaje (en cuanto a la comprensión y utilización del lenguaje) mostrará discapacidad de la comunicación (para generar y emitir mensajes, así como para recibir y comprender mensajes), lo que le puede llevar a una minusvalía de integración social (incapacidad del individuo para participar y mantener relaciones sociales usuales).

Cuando hacemos referencia a las personas, siempre lo haremos usando el término personas con discapacidad, nunca como deficientes o minusválidos.

Apostemos por la igualdad para todas las personas, para que sea cada vez más mínima la experiencia de que se aparta de la norma. Si en muchos ámbitos como el laboral se están utilizando estrategias que podemos encajar dentro de lo que llamamos discriminación positiva (como por ejemplo ciertos beneficios a las empresas que contratan personas con discapacidad), debemos verlo y apreciarlo como la gran oportunidad que facilita la posibilidad de mostrar toda su valía a estas personas. Y como he escuchado en televisión, "la clave está en adecuar a cada persona en el puesto que le viene mejor". Tal y como ya sucede con cualquier otra persona. Todos no podemos hacer de todo, pero seguro que habrá cosas que se nos darán de maravilla realizar. De hecho tenemos un montón de ejemplos de personas con Síndrome de Down, que a pesar de su dificultades han mostrado una gran capacidad de superación. Creo que tiene un gran valor, y que son para todas las personas ejemplos a seguir.


miércoles, 21 de marzo de 2012

El largo camino de educar

Hace muy poco que estábamos celebrando el día del padre, y cuando nos vengamos a dar cuenta celebraremos el día de la madre. Aunque cada uno tenga su día, por separado, para reconocerles su labor, ambos en su conjunto tienen un papel fundamental en el largo camino que supone educar. No se trata de una tarea para nada fácil, que más bien uno aprende con la propia práctica, y para la que a muchos les hubiese gustado tener un libro de instrucciones sobre como ser padre y todo lo que conlleva.

Actualmente nos estamos encontrando con bastantes casos de adolescentes con problemas de violencia y agresividad hacia sus padres, hermanos, etc. Antes de llegar a este punto, considero que resultaría importante actuar cuando se muestran las primeras señales en edades más tempranas, entre los 3 y los 8 años. Es decir, poner en práctica la prevención de esa violencia y agresividad, tomando como hábitos educativos una serie de pautas que nos ayudarán a educar en el respeto, la igualdad, los derechos, sin olvidarse de los deberes, la colaboración, y, un aspecto que resulta de mayor importancia, enseñar a los niños a aceptar el "no" y desarrollar su capacidad de frustración. Capacidad que resultará de gran importancia en etapas posteriores, donde el aprendizaje por parte del niño de que siempre no se puede tener o conseguir lo que uno quiere evitará complicaciones mayores.

Como bien sabemos educar supone tiempo, esfuerzo y mucha implicación por parte de los padres; y ese "no" en su momento con firmeza, manteniéndolo y haciéndolo cumplir, y sin necesidad de violencia, puede resultar clave en el comportamiento posterior del niño. Nadie dice que sea fácil, pero si tremendamente importante.

Invirtamos tiempo en educar, en inculcar respeto, responsabilidad, madurez, autonomía, autoestima, en valorar lo que cuestan las cosas y enseñar el valor del esfuerzo diario para conseguir lo que se quiere. No es suficiente en muchas ocasiones con proporcionar información, para que los hijos aprendan, es necesario unirla al aprendizaje de valores. Es clave que cada uno aprenda a responsabilizarse de sus actos, a que además de derechos tiene deberes que cumplir. Para todo ello es primordial poner normas y límites, ser firmes con ellas, constantes al cumplirlas, no vale si un día se hace caso de las normas y al siguiente no. Y tener claro quienes son las figuras de autoridad en casa, no puede suceder que un niño de 5 años decida si quiere o no ir al médico o al colegio, y los padres pregunten por ejemplo al médico: ¿qué le digo si mañana no le apetece venir a la consulta?. No puede ser que el niño ya empiece a tener más autoridad que su padres, y decida por encima de ellos.

Tampoco podemos olvidarnos de que muchas veces confundimos educar con castigar o pegar, pero no consiste en esto. En primer lugar porque si usamos violencia para corregir violencia no resulta el mejor ejemplo, y si la empleamos para cambiar otra conducta tampoco, porque los padres como modelos que resultan para sus hijos, no deben emplear aquellos comportamientos que luego no quieren que sus hijos reproduzcan. Si queremos que la educación también favorezca un buen desarrollo emocional y de la autoestima, debemos valorar lo positivo y apreciarlo también. No solamente estar pendientes de los comportamientos del niño que se quieren cambiar, de lo que diríamos que hace mal o se comporta mal.

Otro aspecto de interés, es enseñar a los hijos a expresar sus emociones. A saber decir con palabras como se sienten, que les interesa, que quieren o que piensan. Una persona que se maneja bien con la palabra, no tenderá a utilizar la violencia, agresividad, chillidos, etc, para expresarse. Cuando no sabemos poner palabras o nos faltan argumentos para defender "lo nuestro", solemos caer en la trampa de chillar o comportarse con agresividad creyendo que así tenemos más razón en nuestras ideas.

Todas estas claves ayudarán a mejorar la convivencia con los hijos, y a que tengan un mayor autocontrol. Haciendo que poco a poco vayan adquiriendo la responsabilidad que les corresponde.
No debemos olvidarnos que en la mayoría de las ocasiones los padres creen que son los hijos los que tienen que cambiar, que se comportan mal. Y no se dan cuentan que cambiando ellos pautas educativas y ciertos comportamientos, el comportamiento de los hijos cambia. Estando por tanto lo clave de educar en el comportamiento de los padres.

martes, 13 de marzo de 2012

Resiliencia y empatía en tiempos de crisis





Es muy probable que en alguna ocasión haya pasado por un mal momento, en el que un problema o varios le han causado malestar, estrés o preocupación. Posiblemente porque haya pensando que no era capaz de resolverlo, sintiéndose como en un "callejón sin salida". Sin poder ver la luz sobre su situación.
En estos tiempos que corren, en muchas familias los problemas han aumentado por la situación económica, y como consecuencia de ellos también los problemas psicológicos y emocionales.

Generalmente cuando nos encontramos ante estas situaciones podemos adoptar dos actitudes:
En un primer caso sería que, ante el problema en cuestión, nos centramos en las emociones que este nos produce, malestar, tensión, tristeza, etc. Y en un segundo caso podemos optar por centrarnos en el problema, buscando diferentes alternativas para solucionarlo, centrándonos por tanto en la acción para su solución, no decayendo y no permitiendo que las emociones resulten un obstáculo para ello. Se trataría por tanto de centrarse en la tarea.

Las personas que suelen adoptar la actitud del primer caso, suelen sufrir más malestar y estrés, y por tanto más dificultades para regular sus emociones y resolver los problemas que las personas que adoptan la segunda actitud.
Cuando una persona se centra en el problema para buscar soluciones, es capaz de controlar la situación en vez que la situación lo controle, que es lo que les sucede a las personas que se centran en la emoción. Como también saben poner en marcha sus capacidades, entre ellas el pensamiento y la creatividad para generar alternativas y soluciones para su problema. Hecho que termina fomentando el autocontrol y la autoestima, por un lado por ver que se es capaz de controlar la situación y por otro porque terminamos valorando más nuestra capacidad siendo más conscientes de que podemos.

Si bien es cierto que en momentos difíciles agudizamos más el ingenio y desarrollamos la creatividad. La necesidad hace que usemos más estas capacidades, precisamente porque no tenemos las cosas fáciles.

Otra característica que influye a la hora de enfrentarnos a los problemas, tiene que ver con a que atribuimos el origen de los eventos que nos suceden:

Por un lado, podemos atribuir lo que nos pasa a nuestras propias acciones. A nuestro esfuerzo, habilidades y responsabilidad personal. Y por el otro atribuir lo que nos sucede al azar, destino, suerte, decisiones de otros. Con lo cual de esta última forma, la persona piensa que no puede hacer nada ante lo que le sucede, que nada puede cambiar ante su esfuerzo o implicación; y por tanto por mucho que lo intente considera que no tiene el control. Por eso para el caso que nos ocupa es preferible atribuir lo que nos pasa a nuestras propias acciones, para poder sentir que tenemos el control, y en el caso de las adversidades poder cambiarlas, y cuando se trata de éxitos logrados poder celebrar que nuestro esfuerzo ha merecido la pena. Y por tanto reforzaremos más nuestra autoestima, que si pensamos que no se debe a nosotros sino al azar o a la suerte.

En todo esto entra en juego la resiliencia que es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive ser transformados positivamente por ellas. Es un término que se encaja en la corriente de la psicología positiva, y suele hacer referencia a aquellas personas que han sufrido una situación traumática, han sido capaces de superarla y además han desarrollado una serie de recursos. Crean como una fuerza interior producto de sus vivencias, que resulta un ejemplo de actitud ante la vida. Entre las cualidades que nos ayudan a ser resilientes o "resistentes ante la adversidad" están la autoestima y la creatividad que ya hemos mencionado. Hay que tener en cuenta que el ser resiliente se construye, con lo cual con esfuerzo podemos trabajar estas cualidades.

No podemos olvidarnos de la empatía, que es nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro, de comprender lo que siente y entender como nuestros actos le pueden afectar. En momentos difíciles resulta importante que mostremos empatía hacia esas personas que lo pasan mal, que comprendamos la situación por la que pasan y mostremos nuestro apoyo. No tiremos piedras donde ya las hay, ayudemos más bien a quitar las que molestan para que esa persona se pueda volver a levantar. En la gran mayoría de ocasiones el tener un apoyo emocional resulta de gran valor, especialmente porque ayuda al otro a no sentirse solo a la hora de afrontar las dificultades.


Como recomendaciones a la hora de enfrentarnos a un problema, resulta importante:

Eliminar los pensamientos irracionales o poco realistas, como pensar que "todo lo malo me pasa a mí", hay que evitar los términos absolutos de "todo o nada" porque no se ajustan a la realidad. Ya que ni todo lo que nos pasa es malo, como tampoco todo lo que nos pasa es bueno. No debemos tampoco generalizar como por ejemplo "siempre que lo intento me sale mal". Es preferible que siempre optemos por lo puntos medios.

Evitar pensar "si hubiera hecho esto, lo mismo ahora no estaría así...". No sirve de nada, porque no podemos volver atrás para cambiar lo que hicimos, pero si podemos cambiar lo que vamos a hacer en el futuro próximo.

No dejarse llevar por las emociones, que nos hacen sentir como que todo se nos viene encima o sobre la cuerda floja.

Y lo más importante, adoptar una actitud positiva que nos permita ver el problema como una oportunidad de crecimiento, más que como un pozo sin fondo. Buscar diferentes alternativas, sopesar las ventajas e inconvenientes y adoptar aquella que mejor convenga.

Sin olvidarnos de que siempre podemos contar con el apoyo de los demás.

¿Qué temas te interesan más?


Como bien sabéis, desde que se inició el blog tenemos abierta una encuesta para que opinéis sobre los temas que más os interesan. Aunque en un principio el plazo que se puso para votar era muy amplio, hemos considerado que era mejor reducirlo, por lo que a partir de ahora sólo quedan 17 días para emitir vuestro voto. Por el momento los temas que resultan ser los que más os interesan son: la psicología infantil, los trastornos sexuales y la terapia de pareja, y la autoestima y las habilidades sociales. Con un 40% de los votos cada una de las opciones.

También estamos abiertos a vuestras sugerencias, preguntas, o propuestas sobre algo concreto que no haya aparecido en la encuesta. Todo esto podéis hacerlo siempre a través de vuestros comentarios en cualquiera de las entradas o podéis utilizar esta, que resulta idónea para ello.

Agradeciendo siempre vuestra participación.

jueves, 8 de marzo de 2012

8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer

Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, en su origen Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Y me gustaría compartir con vosotros una de las frases que desde el Colegio Oficial de Psicólogos hemos utilizado para conmemorar este día:

"Ser mujer significa poder hacer y ser, poder elegir, pero sobre todo querer ser mujer" (Sonia Melgarejo García).



El siguiente vídeo refleja muy bien el significado de este día, ¡Va por vosotras!:



martes, 6 de marzo de 2012

Naturaleza de Cehegín, fuente de salud y bienestar emocional







Desde que vivo en Cehegín, han sido muchas las personas que he conocido que coincidían en una cuestión, en los beneficios que les aporta practicar algún tipo de ejercicio físico o deporte, entre ellos andar o montar en bicicleta, y especialmente si se realiza en plena naturaleza. Pero sobre todo en lo que coincidían es en el bienestar emocional que dicha práctica les estaba produciendo. De entre los beneficios me comentaban "liberarse del estrés del trabajo, para reducir obsesiones, tensiones o ansiedad", llegando a identificar el ejercicio físico como una "válvula de escape" con la que se descargan de todo lo negativo. Resultando la propia experiencia de cada una de estas personas una demostración de todos estos beneficios.

Actualmente por la forma de vida que llevamos la población tiene tendencia al sedentarismo, mientras que antiguamente al ser el trabajo fundamentalmente agrícola la práctica de ejercicio físico ya formaba parte de él. Esto hace que sea de importancia que practiquemos ejercicio por sus efectos beneficiosos, se trate tanto de personas sanas o enfermas, ya que nos aportará mejor calidad de vida y un estilo de vida más saludable. Pero precisamente por el ritmo de vida que llevamos nuestro tiempo es escaso para prácticarlo, por lo que necesitamos encontrar los suficientes beneficios en todos los niveles (físicos, psicológicos y sociales) para su práctica.

Por ello vamos a ofreceros, para que empecéis a motivaros, algunos datos que forman parte de estudios e investigaciones sobre los beneficios del ejercicio físico. En primer lugar haremos referencia a los siguientes autores (Taylor, Sallis y Needle, 1985). Estos autores concluyen lo siguiente:

El ejercicio físico incrementa: los resultados académicos, el rendimiento laboral, la asertividad, la confianza, la estabilidad emocional, la independencia, el funcionamiento intelectual, la memoria, la percepción, la popularidad, el autocontrol, la satisfacción sexual y el bienestar.

El ejercicio físico disminuye: el absentismo laboral, el abuso de alcohol, la cólera, la ansiedad, la confusión, la depresión, la dismenorrea, el dolor de cabeza, las fobias, las respuestas de estrés, la tensión, y los errores en el trabajo.

Otros beneficios psicológicos aportados por otros autores son: que el ejercicio físico desarrolla la paciencia, la capacidad para cambiar, así como permite la creación de hábitos positivos.

Y ya a nivel más físico podemos practicar deporte para: conseguir una buena forma física, un buen estado de salud, conseguir fuerza y resistencia muscular, controlar el peso, conseguir flexibilidad, obtener beneficios cardiovasculares controlando la tensión arterial elevada, resultando protector contra la osteoporosis y siendo útil para controlar la diabetes.

Pero además de los beneficios psicológicos y físicos existen otros motivos por los que practicar ejercicio, mencionados por los siguientes autores (Cantón y Garcés de los Fayos, 2002): los motivos relacionados con el placer, la diversión y el disfrute, que incluso la propia práctica deportiva puede producir en sí misma. Para buscar el intercambio social, estando en un lugar agradable y en la compañía que queremos. La búsqueda de superación y logro, y desarrollar las habilidades físicas.

Todos estos beneficios hay que tomarlos como generales, existiendo una serie de especificidades cuando se trata de niños o de la tercera edad.

Después de esta dosis de motivación gracias a tanto beneficio, vamos a pasar a la práctica. Para ello si comienzas a hacer ejercicio o deporte después de un tiempo sin practicar, debes tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
  • Empezar poco a poco, no querer hacerlo todo en un día. Es preferible ser constante y hacer un poco cada día. (No agotarte el primer día y luego no hacer nada).

  • Aumentar la cantidad de ejercicio a realizar de manera gradual.

  • Elegir un ejercicio o deporte que te atraiga o interese, para motivarte más a ello.

  • Buscar el mejor momento del día para prácticarlo, de tal forma que se adecue bien a nuestra rutina diaria. (Para evitar que el ejercicio se convierta en un factor de estrés porque no encontramos el momento, o porque estamos pensando que nos falta tiempo para realizar después otra tarea).

  • Si lo podemos practicar en grupo, por ejemplo con amigos, nos proporcionará otros beneficios, nos resultará más atractivo practicarlo, fomentará la comunicación y el compartir experiencias, y si tenemos dificultad en ser constantes nos motivará a ello.

  • Y para los que quieran empezar desde muy poco o tengan dificultades para encontrar el momento, pueden empezar por pequeños hábitos como ir al trabajo andando, por ejemplo.

La suerte que tenemos en Cehegín, es que contamos con una cantidad de parajes naturales, entre ellos "La Vía Verde", que además de permitirnos la práctica de ejercicio físico nos permite tener un contacto pleno con la naturaleza, con nosotros mismos, con nuestra esencia, algo que nos humaniza y nos permite desconectar del mundo tecnológico y artificial que nosotros hemos creado, tomando contacto con lo que realmente somos.

Por lo tanto una vez más habría que decir "Qué hermosura Cehegín", fuente de salud y bienestar emocional. Aprovechemos lo que nuestro entorno natural nos ofrece, tomemos más contacto con él y saquemos partido de todos los beneficios que nos puede aportar a nivel físico y emocional. Valorémoslo, ya que también he conocido a otras muchas personas que si vivieran en Cehegín no lo dudarían.

lunes, 5 de marzo de 2012

Qué hacemos los psicólogos, especialmente cuando parece que no hacemos nada

Antes de entrar en materia, me gustaría dejaros este artículo que da a conocer al público en general lo que es la profesión del psicólogo, lo que hace y para qué sirve. Esta probablemente no sea la parte más interesante, pero resulta de gran importancia conocerla. Porque todavía a día de hoy, tenemos dudas sobre ciertos aspectos de los profesionales de la salud mental.


Qué hacemos los psicólogos, especialmente cuando parece que no hacemos nada


Qué hacemos los psicólogos, especialmente cuando parece que no hacemos nada


A la hora de buscar un profesional de la salud para solventar un malestar físico concreto nos resulta bastante familiar elegir el especialista al cual acudir: en el caso de una fractura acudiremos al médico traumatólogo, si nos duele el oído a un otorrino etc. Sin embargo, cuando nos sentimos desorientados y afligidos tras la pérdida de un ser querido, cuando la angustia no nos deja respirar o nos impide alimentarnos o descansar adecuadamente, tras un acontecimiento que vivimos como especialmente violento o traumático y la vida no parece ya ser la misma o cuando en la vida ‘tropezamos siempre con la misma piedra’ y esto nos impide avanzar… ¿A quién acudimos? ¿Qué hacemos?

A menudo nos sentimos desorientados, quisiéramos ‘restablecer el orden en nuestra vida’ pero no encontramos el cómo, el ‘botón para reiniciar’, o dudamos acerca del especialista al cual acudir para recibir la atención especializada y adecuada a nuestro problema. Cuando nos adentramos en la búsqueda de un profesional de la salud mental suelen aparecer dudas, temores, prejuicios, experiencias previas negativas o la simple falta de información, que nos lleva a confundirnos aún más.

Considero imprescindible, así como un derecho de todo usuario del Sistema de Salud, la buena información para poder llegar a una decisión informada, siendo la responsabilidad final de elegir el profesional y el enfoque terapéutico.

Este artículo tiene como primer propósito informar acerca de las competencias y los ámbitos de actuación del psicólogo sin la pretensión de retratar una realidad única u objetiva, sino ofreciendo al público general una orientación que pueda facilitar la búsqueda personal en un camino percibido a menudo como enrevesado o confuso.

¿Quién es y que hace el psicólogo?

Un psicólogo es un profesional licenciado en Psicología. Estudió la conducta humana desde enfoques distintos y en contextos diferentes (Psicología evolutiva, social, comunitaria, organizacional, clínica, etc.). Lo podemos encontrar desempeñando su labor en el área educativa, social y comunitaria, de recursos humanos y, si se especializa en psicología clínica tendrá una base sólida en psicopatología, diagnóstico clínico y técnicas de intervención, lo cual le habilita -por ejemplo- a realizar tests de psicodiagnóstico, evaluar los resultados, redactar informes, elaborar y llevar a cabo un plan de intervención psicológica individual o grupal conjuntamente con el/los usuarios y, en ocasiones, con otros profesionales (como el médico Psiquiatra u otras especialidades). En España el psicólogo colegiado puede ejercer su profesión en una institución pública o en consulta privada, tal y como describe el Código Deontológico del Psicólogo.

Es posible y probable que el profesional de la Psicología se especialice tras la carrera universitaria cursando formaciones suplementares dirigidas a profundizar en la investigación, el reconocimiento de patologías específicas, distintos modelos de intervención o áreas concretas dentro del amplio marco de la Psicología Humana (psicología infanto-juvenil, psicotraumatología, psicología de la salud, etc.). Lo anterior no significa per se que un psicólogo sea (también) psicoterapeuta, ya que la carrera de Psicología no contempla esta formación, que se puede adquirir formándose adecuadamente tras la licenciatura.

¿Qué diferencia hay entre psicólogo y psiquiatra? A menudo se plantea esta pregunta, debido a la falta de experiencia, de información o simplemente a la confusión generada por los mismos profesionales de la salud (mental).

El psiquiatra es un médico especialista en patologías mentales. En España hay aún escasez de psiquiatras formados en psicoterapia y, dentro del grupo de los psiquiatras-psicoterapeutas son la minoría quienes optan por emplear este recurso en su quehacer profesional. Por lo tanto la intervención psiquiátrica consiste principalmente en la valoración del estado de salud mental del paciente, el establecimiento de un diagnóstico según los criterios internacionales de diagnóstico de trastornos mentales (DSM IV y/o CIE-10) y, finalmente, la indicación de un tratamiento farmacológico pertinente, que requiere controles pautados por y con el mismo médico psiquiatra.

¿Cuándo es precisa una consulta con un psicólogo y de qué sirve?

El ser humano posee extraordinarios y sorprendentes recursos internos y externos para hacer frente a las situaciones más adversas. Sin embargo no siempre disponemos de estrategias de afrontamiento ad hoc, ni es esperable que siempre las encontremos sin ayuda profesional y podamos resolver situaciones puntuales o recurrentes de malestar intenso.

La intervención de un psicólogo colegiado, honrado y con suficiente experiencia podrá permitirnos encontrar un espacio en el que podamos establecer una relación de confianza y empatía con el profesional para, en primer lugar, nombrar y definir el problema, conocer los mecanismos que nos llevan al malestar y sentirnos acompañados en el proceso de cambio a nivel cognitivo, emocional y psicosocial, así como en el ensayo de nuevas estrategias de afrontamiento y de promoción de nuestra resiliencia. En su quehacer profesional el psicólogo desempeñará su tarea con el máximo rigor científico, recurriendo a todos sus conocimientos e instrumentos desde las distintas escuelas psicológicas y marcos teóricos y de intervención de los que dispone, según la formación recibida y los objetivos que se establezcan conjuntamente con el usuario.

El abanico de escuelas y técnicas puede variar: psicología humanista, psicología cognitivo-conductual, psicología sistémica etc., así como técnicas más verbales o corporales, siempre estableciendo un vínculo sano entre psicólogo y usuario, respetuoso con la disponibilidad y facilidades de este último.

En alguna ocasión, especialmente por las características de la patología presentada por el usuario la intervención del psicólogo requiere de una colaboración con el médico psiquiatra. Así, como es tradición y como se sigue considerando una buena práctica en otros países europeos y extra-europeos, sería esperable que también en nuestro país los usuarios que acuden a un médico psiquiatra o a un psicólogo pudieran beneficiarse en su evolución clínica de una buena colaboración, una comunicación fluida y de una relación de de mutuo respeto entre los dos profesionales de la salud mental con competencias afines y complementarias.

En los intereses del propio usuario y con el fin de promocionar su salud auspiciando un pronóstico favorable, sería esperable que el médico psiquiatra y el psicólogo trabajasen de la mano, recomendando al usuario el seguimiento psicológico y/o psicoterapéutico suplementario al tratamiento farmacológico (debido el caso) para mejorar la eficiencia del mismo y potenciar la autoeficacia y la autonomía de la persona (en ocasiones en vista de retirar la medicación en cuanto ésta haya adquirido suficientes herramientas para cuidar de su bienestar).

Gabriella Bianco es psicóloga (B-1227) y psicoterapeuta.

Artículo publicado en "El Confidencial" el pasado mes de enero.